Tenemos que ir con cuidado en el empleo de los
términos, pues hay que hacer las distinciones oportunas, para no hacer
formulaciones vagas que simplemente se escriben pero no se entienden desde
dentro.
Las naturalezas son tricausalidades
: causa material + causa formal + causa eficiente intrínseca. Seres vivos del
universo físico.
Las naturalezas del universo físico devienen esencia
del universo gracias a la causa final, que es el orden: así se despliega la
unidad de orden.
Otra precisión importante : las sustancias elementales
son las bicausalidades (materia + forma). Sin embargo cuando hablamos de sustancia
del hombre nos estamos refiriendo al individuo como origen y principio de
sus acciones. Se trata de una consideración "objetiva" del hombre,
que no tiene en cuenta su ser "personal".
La naturaleza del hombre en tanto que
procedente del universo físico, creado así por Dios, es tricausal: causa material,
causa formal y causa eficiente intrínseca. Pero lo es solamente hasta cierto
punto, pues lo que es causa eficiente intrínseca en los animales, gracias a la
persona, creada directamente por Dios, deviene instantáneamente alma espiritual,
humana. Lo que distingue la naturaleza
del hombre de las naturalezas de los otros vivientes del mundo físico es
precisamente el alma humana, que no es como la causa eficiente que mueve
intrínsecamente a los animales y plantas.
El alma del hombre es hasta cierto
punto causa eficiente (el hombre también estornuda como los perros), digo hasta
cierto punto porque el principio que le hace obrar es libre, pues la persona
(libertad trascendental) dispone, por ejemplo, utilizar discretamente un
pañuelo.
La naturaleza humana está esencializada porque nace
unida a la persona. El alma humana es así manifestación libre de cada persona,
vida o esencia humana.
De ahí que la esencia humana (autoperfección
que la persona va consiguiendo) no sea como la esencia del universo (que es un
sencillo despliegue de las condiciones iniciales).
La esencia humana indica precisamente la
"emergencia" de la naturaleza en hábitos (disposiciones libres,
que no costumbres).
En el hombre los hábitos no están en el orden de la causalidad,
pues son perfeccionamientos no debidos a la causa final sino a la persona que
dispone, haciendo que la naturaleza se autoesencialice. Aquí el
"auto" indica la persona.
Polo propone considerar la esencia humana como autoperfección
habitual. Es la persona la que dispone, no la causa final.
Este planteamiento novedoso permite superar la visión
de la libertad como mera espontaneidad natural y, al situarla en la persona,
muestra mejor su semejanza con Dios.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario