La naturaleza humana no existe realmente sin el acto
de ser personal.
Dicho esto y para caracterizar lo que distingue el
acto de ser del universo físico del acto de ser personal, diremos que la
naturaleza humana es "humana" gracias a la libertad aportada por el
acto de ser personal.
El acto de ser personal aporta a la naturaleza humana la novedad.
El acto de ser personal es libre, inteligente y
amoroso. Así lo crea Dios en el momento de la concepción.
Y por eso, en ese instante, al activar (esencializar) la naturaleza humana
(cuerpo animado por un alma dependiendo del acto de ser personal) no solo le da
el existir sino que la hiperformaliza, la introduce en el ámbito de la máxima
amplitud.
Comprendemos así que aunque nuestros padres nos den la
genética, no somos su prolongación, ya que cada persona (creada directamente
por Dios), aporta su novedad. No está determinada.
Llamamos esencia humana precisamente a la manifestación
de la novedad del acto de ser personal.
La persona está llamada a cantar novedosamente,
haciendo pie en el límite, allí donde se juntan cuerpo y alma (naturaleza
humana).
De
esto habla Antonio Alonso en su tesis doctoral en la PUSC 2010, "Libertad
y hermenéutica cristiana en la filosofía de Leonardo Polo", p. 166.3
Etiqueta
6.1.0 esencia humana
.
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