El alma humana es dual. Vida
recibida de nuestros padres + vida añadida por cada persona.
La vida que recibimos de
nuestros padres no es "humana" antes de la fecundación. Una vez
fecundada, la vida animal recibida de nuestros padres es condición de la
manifestación de la vida añadida por el alma humana, creada directamente por
Dios en el instante de la concepción.
El alma de los animales es sólo el principio de la
vida animal, la forma del ser vivo, ya finalizada en el orden físico del
universo. Por eso llega un momento en que no puede dar más de sí. Lo máximo que
puede hacer es reproducirse.
El alma humana, sin embargo,
es capaz de crecimiento irrestricto pues depende de una persona humana.
Aunque necesite del cuerpo para manifestarse, sus raíces son interiores, es
espíritu y crece.
Para saber más, ver la etiqueta 6.1.0 vida humana.
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