En el interior de la familia somos naturalmente
apreciados y queridos.
En el seno de la estructura suprafamiliar aparece la
aspiración a ser apreciado.
En el seno de la familia, por lo común, está asegurado
el aprecio.
Cuando un ser humano es valorado positivamente, se le
hace un gran favor porque él procura estar a la altura de esa valoración.
Es natural desear que los padres estén orgullosos del
hijo. Es una gran motivación para el hijo.
En cambio, cuando se le valora de modo mezquino, no
hace nada para superarse.
La sociedad suprafamiliar posee también un sistema de
reconocimiento valorativo.
El sistema de valoraciones vigente es un índice de la
salud de una sociedad.
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