Sí.
No es solamente un dato de la Revelación judía y
cristiana. El pecado original, la caída, puede ser entendido desde la
antropología trascendental.
No es tampoco una originalidad poliana.
Platón,
por ejemplo, habla de caída y redención.
Rousseau
habla del instante dichoso que hizo de un animal estúpido y limitado, caído, un
ser inteligente.
También Kant
hace una interpretación de la caída, considerándola como la condición de
posibilidad de la libertad.
No hacer caso a la propia naturaleza, dice, es lo que
hace posible la libertad, lo que abre la posibilidad de que el hombre se haga a
sí mismo.
Dice por ejemplo en "En defensa de la
Ilustración": el primer paso fuera del estado de naturaleza fue, por el
lado moral, una caída… la historia de la naturaleza comienza, por tanto, con el
bien, pues es la obra de Dios; la historia de la libertad con el mal, pues es
la obra del hombre.
La caída es
así, según Kant, emancipación, quedando la vida del hombre en sus propias manos
y cerrando la vía antropológica hacia Dios.
Polo dirá que la postura de la Ilustración es un
postulado ilusorio, que sólo se sostiene porque nunca se logrará disponer
completamente de sí. Si consiguiéramos "realizarnos" completamente
¿para qué nos serviría, si no encontráramos quien recibiera nuestro don?
La caída es caída.
Es "ignorar" que no tenemos réplica en nuestro interior, y por eso
ignorar también que sólo con el autotrascendimiento alcanzaremos a saber
quiénes somos.
Si la dinámica racional o voluntaria se absolutiza,
comparece la nada (Polo, La persona humana y su crecimiento, p. 192).
De
esto habla Rafael Corazón en su artículo "Antropología trascendental y
Antropología teológica", en el libro homenaje a Ignacio Falgueras,
Autotrascendimiento (J.A. García y J.J. Padial) p. 311.2 y 317.3
En
cuanto a la "nada", pueden ustedes ir a la página "Distinción.
Nada. Creación" en lo alto de este blog.
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