Propuse llamar “corazón”
a la intimidad de la persona humana.
Persona, corazón, espíritu e intimidad serían, según
esa propuesta, equivalentes.
El Catecismo
de la Iglesia católica, cuando nos da la clave del sentido bíblico del "corazón", en el nº 368, dice que
el corazón es el "fondo" de nuestro ser".
Pensé que podíamos comprender ese “fondo”, como la
persona, el espíritu o la intimidad que somos.
Mi corazón, según
esta propuesta que, en un principio, fue poliana, es “la persona” que soy.
El espíritu que soy. La intimidad que soy. Mi acto
de ser personal.
Pero más tarde, Polo matizó el sentido bíblico del
“corazón” que en realidad no es equivalente al acto de ser personal.
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