No.
La proposición poliana de profundizar en la distinción
real de acto de ser y esencia permite comprender que la prohibición de comer
del árbol del Paraíso es mucho más que una prohibición normativa.
Es una prohibición
ontológica.
Esa prohibición ontológica consiste en decir que el
hombre no puede disponer de su disponer. La esencia humana es el disponer
"indisponible". No debemos
manipular nuestra naturaleza reduciéndola a nuestro capricho, haciéndonos
señores del bien y del mal.
Disponemos del mundo, disponemos aceptando y dando
dones a los otros, pero no podemos prescindir de nuestra manifestación: siempre
tendremos que dar cuenta de nuestro actuar. No somos autonomía absoluta.
La persona que somos no "domina" su esencia.
Nuestra esencia es distinta realmente de nuestro acto de ser.
Nuestro acto de ser es la persona que somos, y la
persona que somos no se hace a sí misma con su disponer, porque su disponer,
aunque tenga una cierta antecedencia, es solamente uno de los encauzamientos
posibles de la persona, de la libertad de la persona, sin confundirse con la
persona que es más amplia (está incluida en el ámbito de la máxima amplitud).
La persona que somos "desborda" y es responsable, ante Dios y ante
los demás, de su disponer. Su "disponer" no es solo suyo
Si tristemente el hombre quiere reducirse a su
despliegue solitario, le acaece lo que se llama conversión a las criaturas.
Pretende "cosificar" su esencia, por lo que se cosifica a sí mismo.
Es ahí donde está la tragedia humana. La prohibición
de comer del árbol no es meramente una prueba de obediencia, sino la señalización de la condición ontológica
de criatura libre.
Querer disponer de nuestro disponer es contrario a la
distinción real de "esencia humana" y "acto de ser personal",
pues por un lado se pretende que el acto de ser sea el disponer del disponer,
reduciéndose a disponer y perdiendo la libertad.
Y por otro lado, al querer identificar la persona con
su disponer, se pretende no ser criatura. Eso es querer ser como Dios.
En efecto, en Dios Ser y Esencia se identifican. Dios
Es lo que Es.
Si la persona humana fuera solamente lo que es su
esencia, no habría distinción real, pues sería sólo lo que es. (Ésa es la
pretensión de Nietzsche: querer que el yo sea solo voluntad, querer. Pensar que
el ser que soy son solo mis obras).
La persona humana no dispone de su disponer (de su
esencia), sino que dispone con su esencia (con su disponer) y dará
cuenta de su disponer.
Inspirado en el Cuaderno de Polo sobre la esencia humana p.108.5
.
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