En su obra antropológica culminar, la Antropología trascendental, Polo matizó
que el corazón no es el acto de ser
personal humano, sino lo más profundo del ápice de la esencia humana, es
decir, lo más cercano de ella al acto de ser personal.
“El significado
espiritual de la palabra corazón indica el profundo proceder de la esencia: su
nivel más próximo a la persona”.
¿Por qué se sintió movido a llevar a cabo
esta precisión? Seguramente porque advirtió que en las expresiones bíblicas en
las que se habla de corazón no sólo hay un matiz de conocer y de amar personales,
sino también de ‘constitución’ de acciones humanas manifestativas: “el corazón se distingue de la persona porque ésta
no constituye el tema que busca”. En efecto, ni la libertad, ni el conocer, ni
el amar personales son constituyentes de actos.
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