Sí, Dios es inefable y transcendente.
La Trinidad divina es una verdad revelada en la Biblia, que desborda
las meras ocurrencias de la razón humana.
Dios es un ser que nos transciende completamente; por eso la tradición
judía le denomina Ieouá, o Iaoué: términos que reúnen todas las vocales; que
son las letras que en el alefato hebreo no se escriben, sino que se señalan con
puntos en torno a las consonantes.
Así se significa que es innombrable, inefable.
Pero, con todo, la transcendencia divina es compatible con la razón.
La inteligencia humana puede entender el ser divino según la identidad de
su existencia y su esencia.
Pero no una identidad mostrenca, sino como un existente que se replica interiormente.
La intimidad de Dios es plena. Dios tiene réplicas en su interior, o sus
réplicas.
Así
habla, más o menos Juan A. García Gz en su compendio” de Antropología “el
hombre como persona”.
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