Desde Dios, la belleza sería la convocación que Dios Padre hace a la Creación.
Sería la Libertad trascendental
que nos atrae a la Unidad de Dios.
Desde la creatura, la belleza sería la
humildad del co-ser que atrae la mirada de Dios.
La humildad trascendental es entonces la apertura con María.
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