Funciones sólo naturales apenas se dan humanamente:
incluso las necesidades naturales más perentorias como el alimento, el vestido
o la vivienda están impregnadas de cultura.
La cultura es entendida por Polo como "continuatio
naturae".
El hombre es capaz de proseguir la naturaleza según
dimensiones inéditas.
El chocolate, por ejemplo, es una obra cultural.
El chocolate no está sólo en la naturaleza, sino que
nace en la mente del hombre.
Los productos u obras culturales no están determinados
naturalmente y las acciones humanas que los producen no están prescritas
fisiológicamente en el cerebro. Es la mente la que concibe intencionalmente el
producto y esa intención forma parte de la vida que la persona añade a la vida
biológica.
El hombre no es solo cerebro biológico, sino que está
constituido de un exceso o sobrante hipernatural e hiperteleológico.
El alma humana es dual: es vida recibida de nuestros
padres y vida añadida por la persona.
Glosa
a Urbano Ferrer. Consideraciones sobre la relación mente-cerebro. Studia
Poliana 11, p.54.3
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