La
religiosidad transparenta y deforma al mismo tiempo la revelación primera
porque la religiosidad, al ser una actividad práctica, al formar parte de la
cultura, cifra o interpreta lo recibido de las generaciones anteriores.
Construye símbolos en los que se vierte la experiencia.
De
ahí también que la revelación primera (el conocimiento sapiencial) sufra
alteraciones según las conveniencias y el talento de los pueblos.
La
filosofía de la religión (recuerden que la filosofía es teoría) debe tener en cuenta
esa deformación para no interpretar las religiones de manera desorbitada.
Las
religiones no son intervenciones despóticas del Poder, avatares irresistibles
del destino de los pueblos, sino factores culturales que debemos afrontar
racionalmente en diálogo esclarecedor.
La
discusión sobre la religión pura o la religiosidad esencial es
otro asunto. No cultural sino teológico.
Esta
aproximación "cultural" de la religiosidad permite colocar el diálogo
religioso en el ámbito que le corresponde: como factor cultural en los
parlamentos y como teoría de Dios en las universidades.
De
esto habla Polo en el último capítulo de "Quién es el hombre" p.
226.2
Para
saber más:
sobre
la revelación primera : etiqueta 9.0.1
sobre
la religiosidad: etiqueta 9.2.2
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