El dar supremo o dar puro es el dar más alto, el dar
trascendental divino. Dios.
El dar es tanto más puro cuanto más lleva consigo
gratuidad y libertad.
Un perro puede dar un mordisco, pero lo da obligado
por su instinto y con el interés de defenderse.
El dar puro es una actividad personal, pues sólo las
personas pueden dar libremente y gratuitamente.
Otra característica inherente a las donaciones personales
más profundas (como son la transmisión de la vida, del conocimiento o del amor)
es que son sin pérdida. No se pierden ni disminuyen al comunicarlas.
El dar trascendental
es la actividad perfecta.
Es
el dar como persona.
Aunque el dar de las personas "humanas", siendo
trascendental no es puro. El de los ángeles tampoco pues siempre podremos dar
más.
¿Y el Dar supremo o dar divino?
El Dar supremo no es una actividad distinta del ser,
entender y amar supremos.
Es Dios.
El dar pleno o puro es la integración de tres
ingredientes personales, el donante, el aceptador y el don, que en el Dar
supremo son las actividades supremas, aquéllas que son sin pérdida: ser,
entender y amar.
En efecto, cuando se da el ser (los padres que dan la
vida) no se pierde el ser; cuando se enseñan las matemáticas, no las perdemos y
cuando damos nuestro amor, ganamos amor.
Los tres ingredientes del Dar supremo son pues tres
actividades sin pérdida: la actividad suprema donante (ser), la actividad
suprema acogedora (entender) y la actividad suprema sobrante (amar).
El Dar supremo es lo común a esas tres actividades
supremas, mejor dicho, el Origen de las tres actividades, que no es otra cosa
que la comunión o congruencia real de las tres actividades incondicionales o
supremas.
El ser da, el entender da, el amar da.
Ideas
inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de
Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.58.4 y 53.2. Citamos las páginas según
la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por
I. Falgueras y Juan A. García
.
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