Se ha de atribuir a Sócrates
el descubrimiento de que la naturaleza del hombre no es indiferente a los actos
que ejerce.
El resultado de la acción
humana no es sólo exterior.
Lo más importante es lo
que acontece al hombre al actuar.
Cuando se trata de actos
buenos, la naturaleza mejora al
realizarlos : se adquieren virtudes que perfeccionan las potencias humanas.
El vicio es una merma de la
integridad natural.
Las virtudes aumentan la
vitalidad del espíritu y los vicios la disminuyen.
El primer beneficiario o el
primer perjudicado por sus actos es su autor.
Por ejemplo, al pensar,
sabemos pensar, el hábito de pensar se añade, abriéndonos a la posibilidad de
seguir pensando.
Y al amar, queriendo más
"otro", la voluntad se complace en el bien y quiere querer más.
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