¿Tiene la vida valor donal? ¿Y la muerte?

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El valor donal de la vida se corresponde con el valor donal de la muerte.

La vida es para consumirla (esto es la muerte, la consumición: se acabó de formar el don en esta vida) y para consumarla (esto es la vida, la consumación, sumar y sumar, crecer en sus tres dimensiones: fe, trabajo y amistad).

La vida es el don que nos instala en la vida eterna al ser aceptado por Dios.

Ofrecer o dar la vida, no es solamente compartir la vida, sino decir "no quiero vivir, lo que quiero es vivir contigo". No me importa la vida, me importas tú.

Es lo que se llama "desvivirse".  Morir de amor.


De ahí que la muerte como don sea dolorosa, pues más que la pérdida de la vida, lo que se siente es la pérdida del amado.
Es un dar sin reservarse nada.


El Cuerpo de Cristo sufrió muerte, pues por tres días perdió la visión beatífica. Perdió, humanamente, la visión del Amado, aunque divinamente la conservara gozoso.







Ideas inspiradas en Ignacio Falgueras en "El abandono final".
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¿Tiene la noción de "tipo" relevancia en bioética?

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Sí, pues uno de los criterios que permiten discernir si estamos respetando la dignidad de la procreación humana es el no inmiscuirse o alterar la originalidad de cada ser humano.

Lo que la persona esencializa, añadiéndose a la vida recibida de los padres, no es su especie, sino su tipo (lo importante no es que nazca un humano sino que nazcas tú).

Despreciar el tipo, no queriendo ser, por ejemplo, varón; manipular los genes queriendo enmendarle la plana al Creador, convierte la procreación humana en producción de un artefacto.

Las personas que actúan así, médicos, investigadores, padres, no respetan (no saben en el fondo lo que hacen) la originalidad, el deseo amoroso de Dios (y el derecho de cada uno a ser amados como Dios le ama).



Añado unos comentarios de la antigua edición de esta pregunta:
Silva :
¿Está usted queriendo decir que no es ético querer cambiar de raza?
Kabamba :
Las congolesas utilizan pomadas para aclarar la piel.
Las mediterráneas para bronzearla.

No es malo querer mejorar la especie humana (comiendo mejor, haciendo deporte) pero siempre sin detrimento de la originalidad de cada uno, sin detrimento de la persona singular que cada uno somos.

Escoger otra raza es un desprecio a los de la propia raza y, en definitiva, querer enmendarle la plana al Creador.

Padre Roberto :
Leyendo la Dignitas personae el último documento del Magisterio  sobre cuestiones bioéticas, le daba vueltas al argumento sobre la igualdad entre los hombres de los nn. 27 y 29.
Y lo que dices sobre los tipos me ha hecho ver claro la "originalidad" de cada persona humana, también en cuanto a su cuerpo. Me parece un argumento que hace comprender lo de la "igualdad": todos merecemos respeto de nuestras peculiaridades, típicas.
Gracias, Jo.

Silva:
Tengo la impresión de que estamos en el reino de la "casualidad". Nuestra individualidad depende así del azar.
Hay que conformarse con la raza que a uno le toque, con los defectos que heredamos de los progenitores.

Paco Giménez:
Desde mi atalaya me permito intervenir, haciendo alusión, como don Roberto, al evangelio de Mateo 5, 26: "te aseguro que no saldrás de allí hasta que restituyas la última moneda".

Me parece que el gran acierto de esta entrada es el mostrar cómo Dios está en los detalles.
No es que nos obligue a ser de una raza o que nos dé la oportunidad de ser héroes luchando con tal o tal defecto, no, no es eso; sino que Dios nos ama como somos. Tendremos que dar cuenta de cómo hemos usado hasta de la última moneda.

Kabamba:
Sí, por ahí van los tiros.
A ver si encontramos tiempo para explicar la noción de "providencia y cosas pequeña" tal como Polo la trata en el capítulo 20 de "Introducción a la Filosofía" : Lo grande y lo pequeño: la libertad y la providencia.




Para saber más :
Etiqueta 8.7.0  bioética.
Etiqueta 6.1.0  especies y tipos

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¿Cómo se socializan los hombres?

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Los hombres se socializan típicamente.
Albañiles, chóferes, médicos, maestros, políticos, empresarios…

(Para los que no les gusta la palabra "socializar", podemos decir que crecemos en sociedad gracias a los tipos).

Así se puede organizar el trabajo y la convivencia.

Los tipos sociológicos básicos son las mujeres y los varones.

Pero cada persona humana es un tipo que aporta su originalidad.




Para saber más:
Etiqueta 6.1.0 especies y tipos
Etiqueta 7.6.0 la sociedad humana
Etiqueta 8.7.0 bioética
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¿Es siempre jerárquica la realidad?

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La realidad no es siempre jerárquica. Pues todos los seres del universo físico, aunque según el despliegue de la esencia del universo, se sirven más o menos unos a otros, su acto de ser es único. La realidad física es como es.

Los actos de conocer sí que son siempre jerárquicos.

Y la jerarquía angélica es análoga a la jerarquía del conocimiento.

El axioma de la jerarquía (axioma B) se cumple de manera estricta en la realidad angélica.
Los ángeles superiores dan valor a los inferiores. Aprenden los unos de los otros.

¿Y las personas humanas?
De entrada, según nuestra naturaleza, estamos en el mismo nivel.
Pero inmediatamente notamos que esencializamos la naturaleza de distintos modos, según lo que nos deja el universo físico y según nuestras decisiones.

Nos servimos unos a otros con jerarquías variantes.

Sin embargo, cada persona humana es un tipo único e irrepetible. Con un destino personal según la vocación divina.
Las personas humanas somos estrictamente jerárquicas según la intensidad de nuestro acto de ser.
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¿Qué ventaja saca la persona de vivir en sociedad?

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Gracias a la vida en sociedad, la persona humana adquiere  o conquista su "personalidad".

Gracias a sus decisiones,  esencializa el "tipo" que quiere ser.

Por ejemplo, en la medida en que se aceptan y asimilan, los tipos básicos de hombre y mujer son esencializados, incorporados a su personalidad.

La masculinidad o la feminidad se ponen así, éticamente, al servicio de la sociedad.







De esto habla Polo en "Ética". Hacia una versión moderna de los temas clásicos. 2ª edición. Unión Editorial. p. 71


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¿Nos limitamos a ser?

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No.
La persona no es el ser que se limita a ser, sino que es "además".

"Además" no significa además-de, sino ser "ampliado por dentro".

Ser respectivo, referencial, más aún: "donal".

¿Qué damos? ¿Qué daremos?: gloria a Dios.

Si no, la vida no tiene sentido.

Cuando la bruja del mundo subterráneo de Narnia intenta convencer al príncipe Rilian de que el sol no existe, Pudlegum responde que prefiere pasar toda su vida buscando el aire libre, que conformarse con un mundo de barro encenagado.










De esto hablan  Alfredo Rodríguez Sedano y Juan Carlos Aguilera en su artículo "La intersubjetividad a la luz de la apertura íntima personal", aparecido en Studia Poliana, 13, (2011), p. 40.4.

Para saber más sobre:
el carácter de "además"…………………...etiqueta 5.4.0
el ser de la persona humana…………..…etiqueta 5.0.0

el dar trascendental……………………..…….etiqueta 1.0.2
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¿Por qué el acto que hace ser al "pensar" es distinto del acto que hace ser al "universo"?

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Porque para pensar hay que aceptar. Somos responsables de nuestros pensamientos.
Sin embargo, una rosa (no pensada) no tiene ningún mérito en ser bella.
Los seres del universo físico son sencillamente lo que son, aunque no los pensemos.

Nótese que cuando decimos "pensamientos" no hablamos de imágenes o recuerdos. Un perro puede soñar.

Pero el inicio del pensar se parece al inicio de la filosofía: uno se sorprende, se admira, se despierta.

El niño balbucea, ¡papá! Deja que la luz del inteligir le atraviese. Tú y yo.
Ese dejar se corresponde trascendentalmente con el aceptar.
La raíz del pensar no es un movimiento físico, sino comunión (muy humilde) de personas.

Por eso Polo propone ampliar la metafísica (filosofía primera) con la antropología trascendental (que es también filosofía primera), pero distinta de la metafísica.







De esto se habla entre otros lugares en  Juan A. García. La metalógica de la libertad… Studia Poliana nº 10, 2008, p. 17, 4 y en el artículo "Logos y persona" recogido en la revista digital Miscelánea, nº 6.


Para saber más:
Etiqueta 2.12.1  filosofía primera y segunda
Etiqueta 2.7      logos
Etiqueta 5.1       Antropología
Etiqueta 5.3       La ampliación trascendental
Etiqueta 5.5.3    Amar personal (el aceptar es un miembro de la tríada amorosa del amar personal).

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¿Cuál es el orden de los trascendentales?

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La secuencia de los trascendentales personales que me parece más coherente es la siguiente:
co-ser;
libertad personal;
inteligir personal
y amar personal.

Y "pienso" (es solamente una ordenación lógica, con poca importancia) que su orden es semejante al de los trascendentales metafísicos : ser, verdad y bien.
(la belleza la dejamos fuera porque no es propiamente trascendental, aunque nos plazca a todos).

¿Y la libertad personal?
Pues aparece pegadica al co-ser. Porque la co-existencia o co-ser personal, primer trascendental personal, se abre gracias a la libertad personal, otro trascendental personal.
Son dos trascendentales distintos, porque todo en el hombre es dual.

El universo es, sin embargo, sencillo.

De ahí que me parezca que el ser, considerado metafísicamente, se corresponde lógicamente con dos trascendentales personales: el co-ser y la libertad.

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¿Intentó la filosofía moderna ampliar el trascendental?

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La filosofía moderna intentó ampliar el trascendental, que hasta entonces era el ser del universo (trascendental es lo primero).

Y lo intentó con otro trascendental: el yo como conciencia trascendental (un yo que tendría carácter de principio).

Es una ampliación frustrada, porque la conciencia trascendental es simétrica al ser del universo. Como consecuencia se destaca la alternativa entre empirismo e idealismo.

Polo propone ampliar el trascendental no simétricamente, sino con un trascendental que es dual: el ser personal, que es dual.

Así no hay simetría pues el ser del universo es sencillo, mientras que el ser personal es dual (está abierto por dentro). Acoge libremente el universo físico, esencializándolo. Tan filosofía primera es la antropología como la metafísica. Polo es el filósofo de la distinción.

El universo físico vige de modo distinto al ser personal.


Más aún: libertad, inteligir y amar son también trascendentales personales que nos permiten jugar en el universo físico. Cantándole al Creador.
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¿Es una la verdad trascendental?

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La verdad trascendental es el desvelamiento del acto de ser.

Dios, la persona humana y el ser del universo físico son actos de ser distintos.
Luego debemos también distinguir entre:

La Verdad trascendental de Dios que es su Verbo. El Verbo es la Verdad de Dios. Es un trascendental absoluto.

La verdad trascendental de la persona humana que  es la verdad del ser que seré. Es un trascendental relativo al Inteligir personal (gracias al hábito innato de sabiduría).

La verdad trascendental del universo físico que es el desvelamiento o conocimiento de la persistencia. Trascendental metafísico relativo también al Inteligir personal (gracias al hábito nativo de los primeros principios de la realidad).

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¿Por qué la verdad no tiene sustituto útil?

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Porque la verdad es el valor supremo.
No se la puede sustituir por nada que sea instrumento para satisfacer necesidades.  Es el punto de llegada y de partida. El alfa y omega.
Cuando se trata de la verdad que nos enamora, ya no se trata de utilidades (coca o fanta, intercambiables para calmar la sed). Ahora se trata de cantarle. A ella.


La libertad no puede ser intensa (plena) no puede dirigirse a Dios cada vez con más intensidad, si no encuentra el camino de su verdad. Encontrar el Camino no es otra cosa que enamorarse de la Verdad, personal.


El acontecimiento inicial de la verdad es plural. Cada caminante sigue su camino. Para unos será de asfalto; para otros de tierra oscura y raíces. Pero todos nos añadimos a la misma fuente, al mismo fuego.

La verdad de verdad, la verdad profunda,  es la verdad personal. Mi réplica. Es ella la que, desde dentro del más adentro,  pone en marcha la libertad. Llamándola para que cante.

“La verdad os hará libres”, dice el Evangelio. La verdad siempre encomienda.

Así termina Polo, más o menos, el último capítulo de "Quién es el hombre"





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¿Qué es esa verdad que Polo llama verdad personal, mi verdad?

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Mi verdad personal es el desvelamiento de la persona que seré, trascendentalmente, en Dios.

No se trata aquí de la verdad frívola del cesto de Caperucita.

Se trata de la noción, que en otro contexto, Polo llama "mi réplica".
Cada uno tenemos nuestra réplica en Dios.

El marco del último capítulo de "Quién es el hombre" es la dualidad propia de la libertad trascendental (no hablamos aquí de la libertad de escoger entre cerveza o coca), de la persona en tanto que libertad.

La libertad trascendental antropológica es dual.
Su miembro inferior es llamado por Polo "libertad nativa".
El miembro superior lo llama "libertad de destinación".

(Digo de paso, para los que se interesan en la esperanza, que la esperanza "trascendental" es la apertura transcendente de la libertad, que hace coincidir, o se dualiza, con la libertad de destinación. En efecto, nos abrimos al Destino, "esperando" que nuestra vida sea aceptada).

Mi verdad va apareciendo en el trayecto entre el Origen (nazco en la libertad de la llamada inicial de Dios) y el Destino (somos libres de destinarnos, si queremos).

¿Y qué es la religión? : es la actividad práctica para vérselas con el más allá.

¿Y quién es el beneficiario? El Hijo.
Mi réplica está en el Hijo. Mi réplica no soy yo. Es dual.









De esto habla Polo en el último capítulo de "Quién es el hombre" pueden ustedes encontrar una síntesis explicativa en la página titulada "Religión y libertad" que se encuentra al inicio de este blog.

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¿Cuál es el sentido eminente de la verdad establecido por el trascendental antropológico "Inteligir"?

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El Inteligir personal (uno de los cuatro radicales personales descubiertos por Polo, la persona en tanto que es entender) no se queda en una adecuación con el ser de las cosas (tarea de la inteligencia, a nivel esencial, iluminada por el ver-yo, hábito innato al Inteligir personal).

El trascendental personal (Inteligir), al encontrar la verdad, su inspiración, canta a la verdad.
Es locutivo o expresivo de la verdad encontrada.

Éste es el sentido eminente de la verdad en antropología. Su canto.






Para saber más leer: Polo, "La verdad como inspiración", en La persona humana y su crecimiento, pp. 197-206

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¿Qué verdad nos hace libres?

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La verdad personal, que se alcanza con el abandono del límite mental según su 3ª dimensión.

Cuando concentramos la atención (1ª dimensión del abandono), advertimos el acto de ser del universo.

Al hábito ejercido (hábito de los primeros principios) corresponde la verdad trascendental metafísica, el desvelamiento del ser primero (acto de ser del universo o persistencia o principio de no contradicción).

Pero al ejercer el hábito de sabiduría (3ª dimensión del abandono) alcanzamos la verdad trascendental antropológica, el ser personal, y se desvela el hijo que somos, nuestro amar donal y nuestra libertad.

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Escuetamente, ¿qué es la libertad?

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Libertad es dominio sobre los actos. Es el señorío propio a la persona.

Libertad es ser persona.

Más que en la voluntad, la libertad está enraizada en la persona.

La voluntad es pura potencia pasiva, intención de otro, capacidad de bien (veremos que la voluntad es relación trascendental con el bien) cuya actividad no puede desvincularse de la razón. Si la persona no conoce lo otro, no puede quererlo.

Y es la persona la que conoce y decide.

No es la voluntad la que posee la libertad, es más bien al revés: la libertad es personal, pertenece a la persona en su ser, y se trasvasa, se encauza según la voluntad (Polo. El yo, p.148).

Ser libre es señorío. Ser un señor como Dios manda.

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¿Sólo los modernos han entendido la libertad?

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Generalmente se entiende que la filosofía antigua y medieval presentan la libertad versando únicamente sobre los medios (libertad predicamental o categorial), una libertad sólo para elegir y que la filosofía moderna propugna una libertad que es autonomía radical (libertad trascendental). 

Filósofos cristianos han considerado que esa autonomía radical es una rebelión contra Dios y por eso han buscado mostrar que la libertad en el hombre nunca es absoluta. Han mostrado un cierto recelo hacia la libertad, justificado por las proclamas anticristianas de algunos modernos.

En la actualidad se ha puesto en relieve que no debemos tener miedo a la libertad. Además, toda la filosofía cristiana está henchida de libertad. No en vano Jesús nos dijo que la verdad nos hará libres.

Para Eckhart (uno de los referentes de Polo) la libertad es el primero de los trascendentales, pero ya en san Agustín y santo Tomás se puede atisbar la libertad también como trascendental.

En el siglo XX, las filosofías de inspiración tomista han centrado el problema de la libertad en su carácter trascendental y no sólo en ser capacidad de elegir. Angel Luis González, en un artículo esclarecedor, apunta cómo cuatro autores bastante diferentes entre sí, Fabro, De Finance, Millán-Puelles y Polo, bucean en la tesis tomista de la trascendentalidad del espíritu.

La trascendentalidad de la libertad no es ajena a la doctrina tomista. Ser libre es ser dueño de los propios actos, no sólo mediante la voluntad (libre albedrío, elegir esto o aquello) sino también porque se domina el fin (libertad trascendental del espíritu).

También para los tomistas, y no sólo para los modernos, la libertad es trascendental, porque se tiene un dominio sobre nuestro ser trascendental.

La propuesta de Leonardo Polo, continuador no acartonado de Tomás de Aquino, es más audaz que los modernos, y al mismo tiempo respetuoso con cada uno.

¿Cuál es la propuesta de Polo que deja atrás a los tomistas del siglo XX?

La libertad no es sólo trascendental en el sentido de que puede crecer siempre más hasta aceptar el ser que recibe de Dios. Es decir, sería trascendental por ser relación con lo trascendental, con el sentido de nuestro ser, recibido de Dios.

(Un ejemplo de ese tipo de explicación lo tenemos en el esfuerzo divulgativo de Tomás Melendo, que siguiendo a Fabro y Cardona, multiplica ejemplos atractivos de esa libertad con sentido. Véase, por ejemplo, la logoterapia de Frankl).

Pero no es sólo eso, sino que la persona misma es libertad, novedad.
La persona no es una inteligencia y una voluntad limitadas por lo que Dios nos da.
Dios no nos limita al crearnos libres.
Podemos ser todas las cosas, somos radicalmente libres.

La creación de los seres libres es una llamada.
Una capacidad de respuesta.
Realmente somos hijos de Dios.







Inspirado y recogido de Angel Luis González, Ser personal y libertad. Anuario filosófico, n. 97

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¿Cuál es la propuesta poliana sobre la libertad?

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Es una prolongación de la doctrina tomista sobre la libertad, yendo más allá de una  pura y escueta interpretación "predicamental" de la libertad.

Lo que Polo propone es enraizar la libertad en la persona o ser personal.

La persona conoce que es libre al darse cuenta de que posee dominio sobre sus actos y que es ella, la persona la que origina los actos que pone o deja de establecer.

Polo dice por ejemplo en "Las organizaciones primarias…" p. 126: El fondo del hombre domina todas las decisiones particulares genuinas que se pueden tomar, y se abre paso.

La libertad se extiende a las manifestaciones humanas, pero en la raíz, la persona es libertad, novedad estricta. Podemos hablar de la libertad como persona o de la persona en tanto que libertad.







Inspirado en Angel Luis González, Ser personal y libertad. Anuario filosófico, n. 97,  p. 93


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¿Qué es la libertad trascendental?

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El futuro despejado y cálido.

Aunque parezca un guiño a mamá Alejandra (que lo es) lo digo seriamente: la libertad es la posesión del futuro indesfuturizable, la novedad (cielo despejado) que acierta siempre con su don (cálida y amorosa eternidad).

La inclusión atópica en el ámbito de la máxima amplitud.

Es la persona en tanto que libertad.



Para saber más ver la etiqueta 5.5.4


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¿Hasta qué punto somos libres?

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Somos libres en la medida de la intensidad (esencial) de nuestro ser.
Preguntar hasta qué punto somos libres es preguntar hasta qué punto gozamos de la libertad que somos.

Trascendentalmente somos libertad: futuro despejado y cálido. Nuestro acto de ser personal es máximamente intenso, inagotable, en tanto que relación subsistente en el orden del Origen, es decir, en tanto que dependencia libre de Dios.

Podemos hablar, sin embargo, de un crecimiento intrínseco sin culminación. Medido "esencialmente".

El hombre, en efecto, es dual: el acto de ser humano, co-ser, es libertad, pero al mismo tiempo, en el orden esencial, la criatura donal dispone libremente y ese disponer (su esencia) es más o menos intenso.

Somos más libres en la medida en que nuestra esencia es más intensa.
Por lo tanto, aunque nuestro ser sea radicalmente libre, el gozo de vivir incluidos en la máxima amplitud, sin temor al futuro, es más o menos intenso según la perfección alcanzada u otorgada, según nuestra esencia libre.






De esto habla Polo en el último capítulo de Quién es el hombre p. 218.4.

Para saber más sobre la libertad trascendental ver la etiqueta 5.5.4 y sobre la libertad esencial ver la etiqueta 6.1.5

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¿Por qué dice Polo que la libertad humana es un "sobrar"?

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Porque somos unos desequilibrados.
El ser humano no es homeostático. Es un sistema abierto.
Los animales duermen satisfechos. La persona humana será siempre futuro despejado y cálido.

No olvidemos que en el hombre vigen tanto el sistema cerrado, el sistema abierto y el sistema libre.
En cuanto libertad la persona es estricta novedad.

Las elecciones humanas no están dirigidas por una fuerza disciplinada. Lo que preside radicalmente nuestras decisiones es la iniciativa amorosa del Origen, que pide ser correspondida, libremente.

Si nuestro origen fuera arbitrario, seríamos un sistema cerrado, homeostático. A lo más, un sistema abierto, como los animales que crecen adaptándose.

Pero cuando ejercemos trascendentalmente el hábito innato de sabiduría ("además") alcanzamos nuestro "ser abiertos por dentro" que nada puede satisfacer. No tenemos réplica en nuestro interior.

Sólo entenderemos el sobrar del sabernos libres si nos retraemos al carácter nativo de nuestro ser: somos hijos de una libertad absolutamente otra "originaria" que nos ama con dilección, es decir, sin condiciones. No nos modela, sino que sopla la libertad.

Este tipo de dependencia (amor sin condiciones) es nuestro ser enteramente libres.

Somos más libres que lo que las cosas en torno nos permiten; respecto de ellas, la libertad humana es un sobrar.

El futuro es un buscar. Somos unos desequilibrados, abiertos por dentro y por fuera.
















De esto habla Polo en el último capítulo de "Quién es el hombre" p. 220.3

Para saber más sobre la libertad
Etiqueta 1.1.2   libertad
Etiqueta 1.1.2   naturaleza y libertad
Etiqueta 5.5.4   libertad personal o trascendental
Etiqueta 5.5.4   libertad nativa
Etiqueta 5.5.4   libertad de destinación.
Etiqueta 6.1.5   libertad esencial o de disposición
Etiqueta 6.8.0   metalógica de la libertad

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¿Aparece ante nuestra conciencia la libertad que somos por entero?

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No.
La conciencia es una iluminación secundaria.
Somos libres sin darnos cuenta.

Incluso la vivencia de la libertad puede ser muy frívola.

Max Scheler pone el ejemplo de la jovencita sana y rica. Se levanta por la mañana, todo lo ve de color de rosa, sale a la calle y prevé un amplio abanico de posibilidades a su alcance; entonces dice: - ¡qué libre soy!

Scheler sostiene que esa señorita se engaña: no sabe por qué actúa.

Ante nuestra conciencia aparece la posibilidad de optar, pero no la razón por la que optamos, el motivo. ¡Y si el motivo fuese necesario y oculto a la conciencia! Pues en el fondo seríamos una marioneta.

No toda la libertad aparece ante nuestra conciencia. La libertad de nuestro ser queda a oscuras.

No hay que confundir el sentimiento eufórico de nuestra libertad con la verdadera libertad.

La verdadera libertad es un sobrar.








De esto habla Polo en el último capítulo de "Quién es el hombre" p. 219, 2.

Para saber más sobre la libertad
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Etiqueta 6.8.0   metalógica de la libertad
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¿Cuándo ejercemos profundamente la libertad?

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Cuando la libertad anima la búsqueda.

Ejercer la libertad no depende exclusivamente de nosotros, sino de las ocasiones de ser libres que nos da la realidad con la que nos relacionamos.

En un bar se puede elegir entre beber ginebra o whisky. Pero la diferencia entre un whisky o una ginebra es de poca monta, y no permite el profundo ejercicio de la libertad: es una elección trivial.

Sin embargo, si abandonamos el límite mental según la 3ª dimensión, alcanzamos la libertad que anima la búsqueda de aceptación. La sindéresis se pone en marcha para disponer, iluminar y aportar. Y entonces, incluso en las situaciones en las que casi no vale la pena decidir, jugamos con nuestra Réplica.

La libertad profunda no es una fuerza oculta por la que me realizo auténticamente, espontáneamente. Ni debe confundirse con la autonomía ni con la arbitrariedad.

Es absolutamente imposible una libertad solitaria. Sería un capricho.

Sólo quien tiene presencia de Dios puede vivenciar la verdadera libertad: el futuro despejado y cálido.









De esto habla Polo en el último capítulo de "Quién es el hombre" p. 220, 2.

Para saber más sobre la libertad
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Etiqueta 5.5.4   libertad personal o trascendental
Etiqueta 5.5.4   libertad nativa

Etiqueta 5.5.4   libertad de destinación.
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¿Por qué dice Polo que es absolutamente imposible una libertad solitaria?

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Porque siendo la libertad el futuro despejado y cálido, debe haber cielo, luz y sol.

Hacia delante dependemos del clima. No desde atrás, pues la libertad radical no tiene antecedente dispositivo.

Siempre hacia el futuro, dependemos de la iniciativa de una libertad absolutamente otra (Originaria), que nos ama con amor de dilección.

Vivir sintiéndose vivido, dice Pedro Salinas.
Sólo el sosiego del amor fiel, indesfuturizable, despeja el porvenir.








De esto habla Polo en el último capítulo de "Quién es el hombre" p. 220

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Etiqueta 6.8.0   metalógica de la libertad

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