La filosofía moderna intentó
ampliar el trascendental, que hasta entonces era el ser del universo
(trascendental es lo primero).
Y lo intentó con otro
trascendental: el yo como conciencia trascendental (un yo que tendría carácter
de principio).
Es una ampliación frustrada,
porque la conciencia trascendental es simétrica al ser del universo. Como
consecuencia se destaca la alternativa entre empirismo e idealismo.
Polo propone ampliar el
trascendental no simétricamente, sino con un trascendental que es dual: el ser
personal, que es dual.
Así no hay simetría pues el
ser del universo es sencillo, mientras que el ser personal es dual (está
abierto por dentro). Acoge libremente el universo físico, esencializándolo. Tan
filosofía primera es la antropología como la metafísica. Polo es el filósofo de
la distinción.
El universo físico vige de
modo distinto al ser personal.
Más aún: libertad, inteligir
y amar son también trascendentales personales que nos permiten jugar en el
universo físico. Cantándole al Creador.
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