Si el hombre no fuera efusivo, la verdad se estancaría.
Encontrar la verdad sería estéril.
El encuentro con mi verdad personal (mi camino) es un acontecimiento
extraordinario. Es encontrar el destino al que destinarme.
Gracias a la índole donante o trascendental de la libertad que soy
puedo andar el camino, destinarme, cantarle a la verdad. Soy y seré
"además".
No soy un verso suelto del magma físico.
Para saber más pueden ustedes leer: Polo, "La verdad como inspiración",
en La persona humana y su crecimiento, p. 201.3
.
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