¿Obedecemos siempre a motivos?

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Pues no. El que tenga una fuerte inspiración no necesita obedecer siempre a motivos. Puede hacerlo porque le da la gana.

Esto no quiere decir que no seamos libres cuando nos determinamos según razones, sino que somos más libres si, además, otorgamos libremente nuestro querer.

Y tampoco quiere decir que la libertad consista en espontaneidad o irracionalidad.

Lo que se quiere decir, por el contrario, es que hay una sobreabundancia a priori de la libertad. Nuestra inclusión en el ámbito de la máxima amplitud nos quita cualquier condicionamiento.
El "ama y haz lo que quieras" va por ahí.

Al "estar" en la verdad más amplia no necesitamos buscarla sino que la cantamos.

Lo que pasa es que en esta vida, la libertad no ha investido enteramente la manifestación de nuestro ser, nuestra esencia.

La libertad debe aún crecer venciendo obstáculos, encontrando el sentido al vivir.




Para saber más pueden ustedes leer: Polo, "La verdad como inspiración", en La persona humana y su crecimiento, p. 201.3


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