Porque nunca se podrá decir "ya lo sé todo".
El ser personal es inagotable.
La sabiduría es alcanzar el conocimiento de sí. La
antigüedad concedió a las inteligencias el poder de reflexión del espíritu, con
una vuelta completa sobre sí mismo.
Pero esta reflexión completa es imposible para el
hombre, es incompatible con su ser además, siempre más.
El hábito de sabiduría reclama continuación.
No, no nos aburriremos en el Cielo.
Glosa
a Juan A. García González : Existencia personal y libertad. Anuario filosófico
nº 95. 2009, p. 350.2
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