Recordemos que la apertura íntima es el desdoblarse
del intelecto personal que, gracias al hábito de sabiduría alcanza a conocerse.
(ver etiqueta 5.11).
Gracias al hábito de sabiduría, la persona alcanza a
conocerse como además (co-ser), se sabe libre para destinarse (libertad
trascendental), descubre su propia transparencia (intelecto personal) y acepta
su propio ser donal (amar personal).
Entonces se abre hacia dentro, hacia la transcendencia,
escuchando la voz de Dios, esperando conocerse como Dios la conoce.
Glosa
a Juan A. García González: Existencia personal y libertad. Anuario filosófico
nº 95. 2009, p. 349.5
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