La clave para entender el universo es admirar su
orden, su armonía.
Considerémoslo teleológicamente. "Telos" se
refiere aquí al orden evidente y asombroso que reina en el cosmos.
Las sustancias elementales, aunque carecen de
naturaleza (pues no tienen unidas a ellas una causa eficiente que les haga ser
principio de operaciones), "cumplen" el orden a su manera, movidas desde
fuera.
Las sustancias naturales, que llamamos naturalezas,
contienen en sí mismas una causa eficiente, una relación con el fin, con el
orden. Por eso operan "naturalmente", desde ellas mismas, al servicio
de la sinfonía natural. También "cumplen" el orden.
Polo nos propone un método para encontrar noéticamente
ese orden del universo: si pugnamos con nuestro límite mental (2ª dimensión del
abandono, que estudiaremos, si Dios quiere, en la etiqueta 2.1.2), si pugnamos,
digo, con la mismidad de nuestro pensamiento, encontraremos la esencia
extramental, es decir, el universo como esencia u orden del universo.
El universo como esencia es la unidad de orden, en
cuanto unidad ordenante, en tanto que "telos" del conjunto de
sustancias y de sus operaciones, que "cumplen" divinamente ese orden.
Estamos en el terreno de la pasión de los científicos,
estudiosos de las leyes de la naturaleza, de las brumas, de las cataratas, de
los bosques y malezas.
Llamamos causa final al "cumplimiento" del
orden. Este es el sentido preciso de la noción de causa final en Aristóteles.
Cumplimiento que incluye la indeterminación de la materia, haciéndola maleable
por el azar, sí, pero también por la voluntad del hombre.
Y la esencia del universo o el universo como esencia
es la totalidad causal, no sólo la causa final, que es el
"cumplimiento" sino la tetracausalidad u orden completo del universo.
Tetracausalidad que, por otra parte, es realmente
distinta del acto de ser del universo o ser como primer principio o ser
extramental, trascendental metafísico (ver etiqueta 3.1.0)
Las causas no son trascendentales (salvo la causalidad
trascendental). Las causas son predicamentales y Polo las identifica con el análisis del primer principio. Esa
es la esencia del universo.
La tetracausalidad
es el universo como esencia.
Dios es Creador del ser extramental y de su esencia,
armoniosamente tetracausal.
La
esencia de la persona humana. Notas sacadas de la conferencia dictada el
25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y
letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4, p.37.3 a 38.4).
Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y
trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García
.
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