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Al descubrir los trascendentales personales, Polo
puede proponer que el ser personal, co-ser, por continuidad, se abre libremente (gracias al
trascendental personal llamado "libertad trascendental" hacia dentro,
buscando conocer (trascendental "inteligir personal") su réplica y la aceptación (trascendental
"amar") de su don.
Es así como se convierten los trascendentales
personales : porque están abiertos los
unos a los otros.
Veamos ahora cómo se convierten los trascendentales
personales con los metafísicos clásicos (ser, verdad, bien y belleza).
El ser personal, gracias a su generosidad deja ser a
los primeros principios, es decir, a Dios, a la causalidad trascendental y al
ser extramental. Este "dejar ser" es un abrirse gracias al hábito innato al inteligir personal, llamado
hábito de los primeros principios.
Fíjense que acabamos de presenciar la conversión del
"co-ser" con el "ser".
Y gracias a la sindéresis (hábito también innato al
inteligir personal) el co-ser conoce la verdad y otorga el bien.
Si no se tiene en cuenta la trascendentalidad del
inteligir y el amar personales (ignorados por la filosofía clásica y moderna)
es imposible considerar la verdad y el bien como convertibles con el ser.
¿Cómo puede estar la verdad en el ente no cognoscente?
La verdad está en el intelecto y es ahí donde se desvela el ser.
Sólo si el ser se
abre a la verdad puede convertirse con la verdad. Sostener que el ser es
verdadero "en sí", no es una conversión, sino una confusión.
Me atrevo a decir que es la docilidad de los trascendentales metafísicos, la que
permite que el co-ser juegue con ellos, convirtiéndolos entre sí.
Juan A. García me aclaró que en metafísica no es tan
importante, como en antropología, la conversión de los trascendentales. En
metafísica lo importante es darnos cuenta del "orden" de los
trascendentales.
Sin embargo, gracias a la persona humana también se
convierten. Veámoslo :
Primero gracias a la humildad (por la que el co-ser se
abre al ser).
Y luego con la esperanza (por la que la libertad se
abre al juego).
Y con la fe (por la que el inteligir personal se abre
a la verdad).
Y con la caridad (por la que el dar personal se abre
al bien).
Ese juego es tan bello que convoca : es la belleza.
No olviden que utilizo las nociones de humildad,
esperanza, fe y caridad no como virtudes sino como puertas del co-ser.
En
Antropología trascendental. Tomo I. La persona humana. p. 77, 4 a 79, Polo escribe sobre este
asunto.
Para
saber más sobre las aperturas transcendentales (fe, esperanza y caridad
trascendentales) ver etiqueta 5.13.1
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