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No estoy completamente de acuerdo, en este punto, con Juan A. García Gz.
Concretamente, en lo que se refiere a la noción de "intensidad".
A mí me parece que la intensidad es propia de la potencia.
Los actos no son más o menos intensos. Los actos son superiores o inferiores, jerárquicos.
Y los hábitos son actos.
Los hábitos más que intensificar, multiplican la actividad del ser, creando nuevas relaciones.
El ser personal es coexistente y multiplica sus relaciones.
No se trata, claro está, de relaciones accidentales. La persona se desdobla con sus hábitos, hacia fuera y hacia dentro. Es un ser-con hábitos.
No el mit-sein de Heidegger, que apunta a la sociabilidad. Sino el co-ser que rebrota, que sobra. No solo alteridad, sino dualidad interna, radical.
La persona no puede existir sin multiplicarse. Y esta multiplicación es posible por la dualidad (hábitos) y la alteridad.
Glosa a Juan A. García González : Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 336.3
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