La
esencia humana es el autoperfeccionamiento
de la naturaleza humana, naturaleza individuada en la materia (46 cromosomas)
y que cada persona humana recibe al ser
creada.
Es autoperfeccionamiento
porque depende de la libertad de cada quién.
La
esencia del universo es el despliegue del ser
del universo, según el orden establecido por el Creador.
No olvidemos que esencia indica perfección.
La perfección del universo físico reside en la causa
final, en el orden en que
persistentemente se despliega el plan de Dios, plan tetracausal. (Orden que
incluye la indeterminación de la materia en tanto que potencia pura).
Sin embargo, la perfección (esencia) de cada persona
humana reside en que su vida sea aceptada por Dios. Es un don libre de la
persona a su Creador, que espera lo que bien podemos llamar Juicio: la
aceptación.
Habrán notado
que la esencia del universo es una, mientras que hay tantas esencias
humanas como personas.
La persona coopera con Dios para que su vida (su
esencia) sea un don agradable a Dios.
La esencia del hombre no está determinada. La esencia
del universo sí, en tanto que es lo que es, por lo que su despliegue depende de
las condiciones iniciales (que, incluyendo el azar, el hombre puede, además,
modificar con su acción).
La esencia de cada persona crece libremente en la
medida en que el hombre puede y quiere conducir su naturaleza, esencializándola.
Es así como la aventura de la vida (mi esencia) se
convertirá en un don. ¿Querrás aceptarlo?
De
esto habla Leonardo Polo en "La esencia humana" p. 71.
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