El hombre es un espíritu en
el tiempo.
Debe autoperfeccionarse, a
partir del momento de su concepción, en el que "nace" (naturaleza) una
nueva persona "humana". (Un espíritu en una naturaleza humana).
El espíritu es libertad, en
el ámbito de la máxima amplitud.
Su actividad es libre, no
comprimida, pero, en cuanto que "nace", está encarnado en una
naturaleza humana, que debe perfeccionar, autoperfeccionándose.
Ese "deber",
libre, son las normas éticas.
Pues bien, en la medida en
que sigue esas normas, mejora su capacidad de conocer y amar. Mejora su
naturaleza, se autoperfecciona.
El hombre es susceptible de
distintos estados interiores que son las virtudes (el incumplimiento de las
leyes da lugar a los vicios.
Virtudes y vicios son
estados internos que siguen a la acción práctica, no como resultados o
consecuencias externas, sino como modificaciones intrínsecas de la capacidad de
realizar acciones.
A más virtud, más libertad
"en" esa naturaleza humana.
De esto habla Polo en
"Ética". Hacia una versión moderna de los temas clásicos. 2ª edición.
Unión Editorial. p. 63.2
Para saber más:
sobre normas, bienes y
virtudes, ver etiqueta 9.1.4
sobre la ley natural, ver
etiqueta 6.2.0
sobre la naturaleza humana,
ver etiqueta 6.1.0
sobre la libertad esencial,
ver etiqueta 6.1.5
.
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