Lo
íntimo de Dios es su Misterio.
Su Misterio es su iniciativa, que no depende más que de
su Amor.
De
ahí que se pueda decir que Dios es el Absoluto, el que está libre de lazos.
Sin
embargo, preferimos llamar a Dios Padre: el Origen.
En
efecto, Origen aclara su Misterio mejor que si le llamamos el Absoluto.
Es
Origen de su Dar, sin pérdidas y sin reserva.
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