Ver rezar a don
Leonardo ante el Sagrario era ver cómo vivía su encontronazo con Dios, con la verdad de su Vida.
Era un aceptar lo que Dios le iba dando, aumentando la comunión con su Réplica.
Más que oración
mental habría que llamarla oración trascendental.
Juan Fernando
Sellés dice que entre Polo y Dios, en su oración, no había ni un papel de
fumar.
No “hacía” oración, sino que su persona era orante.
Estaba ensimismado en las Personas divinas como un niño que balbucea. Como un niño al que Dios premia con nuevas luces.
Era un aceptar lo que Dios le iba dando, aumentando la comunión con su Réplica.
No “hacía” oración, sino que su persona era orante.
Estaba ensimismado en las Personas divinas como un niño que balbucea. Como un niño al que Dios premia con nuevas luces.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario