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El "dar sin reservas" de Dios es
un misterio oculto.
Pero su revelación por la palabra silente de
la cruz arroja una iluminación inesperada para la inteligencia humana en su
investigación de los trascendentales.
El “sin reservas” es la anulación en Dios
del amor a sí mismo.
Las criaturas no pueden dar “sin reservas”.
Y no lo pueden porque su “dar” es recibido. Sólo olvidándose de sí llegan a ser
divinizadas y entran en el dar interpersonal supremo.
Aquí, olvido de sí significa olvido de su
yo. (Lo digo porque cabe otra interpretación del olvido de sí, como
introducción querida del límite mental para actuar y servir).
Los trascendentales humanos son
condicionales.
Dan si reciben. Y si nada en ellos se opone
al dar. Evitar esa oposición es la tarea que los cristianos llamamos lucha
ascética: el progresivo y constante olvido del yo.
Para saber más:
Etiqueta 1.6.1 Ser creado
Etiqueta 1.0.2 Dar trascendental
Etiqueta 1.0.1 Dios
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