Porque la respuesta
de la persona "humana", esencialmente, es su vida temporal.
Dios crea al
hombre con una dimensión temporal que permite muchos actos de amor. Para ello
es necesario que trascendentalmente se mantenga
la llamada con insistencia.
La creación y
destinación del hombre es un « diálogo
creador ».
La
insistencia de la llamada nos permite comprender la índole temporal de
la vida humana.
Y que la vida en
el tiempo del hombre tiene un valor insustituible pues es la respuesta esencial
a esa llamada insistente.
La vida humana se
corresponde con el mantenimiento insistente de la búsqueda.
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