Dios crea las personas humanas (y los ángeles) dándoles la vida.
No es exacto aplicar “el dar” para hablar del resto de la creación.
En efecto, los animales, plantas y océanos no pueden agradecer, son, a
lo más, puramente receptores.
La persona, sin embargo, es capaz de aceptar, de agradecer, de
responder.
Hablamos propiamente de “dar” cuando el que recibe tiene la dignidad
de poder responder. En el caso de la creación de ser semejante a Dios.
Quiero decir que Dios, al crearnos, nos ha dignificado, pues nos ha
dado la vida como un don. (Dios da como el que da a un semejante).
Se ha abajado esperando nuestra
respuesta.
“Intereso” a Dios.
Glosa a Leonardo Polo. Tener y
Dar. En "Sobre la existencia cristiana" p. 134.2
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