Conviene señalar dos distinciones :
a) la distinción entre viviente y vida;
b) la distinción entre vida recibida de los padres y
vida añadida por cada persona.
Veamos la primera distinción:
El viviente
es el acto de ser personal humano, que Dios crea directamente, libre,
inteligente y amoroso.
La vida
es el esencia de cada hombre.
La vida depende del viviente, es manifestación del
viviente, porque el acto de ser no se agota en el vivir (es además).
El acto de ser es creado personalmente por Dios y
activa la naturaleza humana, esencializándola.
No se trata de que el acto de ser actúe sobre una
naturaleza humana preexistente. Una naturaleza física deviene humana cuando
Dios crea la persona, no hay naturaleza humana sin persona humana.
Por eso es oportuno ver ahora la segunda distinción:
La vida recibida de los padres es una
naturaleza física (materia+ forma sutancial+causa eficiente intrínseca). Es una
célula viva, la primera, que deviene "humana", cuando es apta para
ser "animada". Es ése el momento de la creación de una nueva persona.
La vida añadida es lo que aporta el
nuevo acto de ser creado que convierte en esencia humana lo que era una
sencilla naturaleza física.
A partir de ahí, la persona, el acto de ser
personal, la libertad, se va abriendo paso, esencializando cada vez más, haciendo crecer lo que será el don de
la persona o su manifestación libre.
Las facultades se van "hiperformalizando",
es decir, mejorando.
Por ejemplo, la imaginación, de entrada,
naturalmente, es como la imaginación de un perro.
Las facultades animales son principios, pero
principios que tienen un límite de crecimiento, pues su base es orgánica. Son
principios en cierto modo fijos.
Polo habla de "hiperformalización",
señalando así que las facultades de la naturaleza humana no sólo son un
desarrollo de las condiciones iniciales, sino que superan esas condiciones.
Nuestra imaginación cerebral puede ser manifestación
de una sinfonía musical, con novedades insospechadas. Es así como la naturaleza
deviene virtuosa, al ser el instrumento del "disponer" (la esencia
humana es el disponer) del viviente.
El hombre supera su naturaleza inicial, va más allá
de ella, la esencializa, conviertiéndola en respuesta amorosa a su Creador
amoroso.
Y como siempre sobra, su crecimiento es irrestricto.
De esto habla Antonio Alonso en su tesis doctoral en
la PUSC 2010, "Libertad y hermenéutica cristiana en la filosofía de
Leonardo Polo", p.165 y nota 274.
Hablamos de lo que es "esencializar" en la
Etiqueta 9.1.1
.
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