Sí.
Porque los dones son el “coronamiento del ser personal humano”. Las llamadas más altas y
permanentes hacia la santidad, pues el Espíritu Santo habita en el corazón de
los fieles (Lumen Gentium, 9).
Cada don eleva o corona un trascendental
personal.
El don de piedad corona el Amar personal.
Cuatro dones coronan el Intelecto personal:
El don de sabiduría corona el hábito innato de
sabiduría.
El don de inteligencia corona el hábito innato de
los primeros principios.
El don de ciencia corona el ver-yo del hábito
de sindéresis.
El don de consejo corona el querer-yo del
hábito de sindéresis.
El don de fuerza corona la Libertad
trascendental.
El don de temor corona la Coexistencia
trascendental.
Esta
pregunta surgió con motivo de las clases impartidas por el profesor Juan
Fernando Sellés, por zoom, a partir de septiembre de 2023.
Concretamente,
esta pregunta fue suscitada escuchando la sesión TEOINC nº1. La Introducción del libro “Teología para
inconformes”.
Como verán,
no estoy de acuerdo completamente con su planteamiento.
Pues el
profesor Sellés dice esquemáticamente:
El don de
piedad eleva la justicia y la amistad (no coincidimos pues pienso que el don de
piedad corona el amar personal)
El don de
sabiduría eleva el hábito innato de sabiduría (coincidimos)
El don de
inteligencia eleva el hábito de los primeros principios (coincidimos)
El don de
ciencia eleva el hábito adquirido de ciencia (no coincidimos pues pienso que el
don de ciencia eleva la sindéresis, concretamente en el ver-yo y redunda en la
prudencia)
El don de
consejo eleva el hábito de sindéresis (coincidimos en que eleva la sindéresis
pero habría que añadir concretamente en el querer-yo y redunda en la justicia)
El don de
fortaleza eleva la virtud de la fortaleza de la voluntad (no coincidimos pues
pienso que eleva la libertad personal y redunda en la fortaleza de la voluntad)
El don de
temor eleva la virtud de la templanza (no coincidimos pues pienso que eleva el
co-ser personal y redunda en la templanza)
He notado
que el profesor Sellés, en los puntos en los que no coincidimos suele decir “a
mi modo de ver”.
Quizá mi punto de vista viene del verbo “coronar” que empleo en la descripción de los dones.
A mi modo de ver si los dones coronan deben ser lo más alto.
De ahí que incidan directamente sobre lo más alto de la persona humana que
son los cuatro trascendentales personales.
Pienso, y así matizo el punto de vista del profesor Sellés, que la elevación de los hábitos adquiridos y de las virtudes es por
redundancia y no directamente.
Y me complace especialmente el pensar que el don más alto para nosotros es el don de Piedad, pues somos Hijos.
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