¿Por qué decimos que en el cielo nuestra esencia estará por encima de nuestro acto de ser?

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La Esencia divina es el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo es el Don de Dios, la Vida divina.
 
Pues bien, llegamos al Cielo cuando nuestra vida (nuestro don) es aceptado en el Juicio por el Amor de Dios.
Entonces el Don asume nuestro don, somos Don-don.
 
En la Vida eterna nuestro crecimiento sigue libremente al Espíritu Santo.
 
La persona que somos se manifestará, libremente, con el Espíritu Santo, que está por encima de ella.
Nuestra esencia, nuestra vida, estará así por encima de nuestro ser personal. Es el Don-don.

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El carácter de además, como muy bien explica el profesor Juan A. García, se mantiene sin término.

Es decir, que en el Cielo, el co-ser sigue siendo “además”.

Su sentido “transversal” es la producción de su esencia. Su manifestación.

Pero en el Cielo, el don de la persona humana es aceptado por el Espíritu Santo. Es el Don-don.

Seguiremos creciendo, seguiremos manifestándonos libremente, pero ahora al modo “eterno”. Seremos trinos (como le gusta a Juanfer) o, seremos 4 (si contamos con María.


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