Si no existe Dios tampoco existe la libertad radical,
pues la libertad radical o trascendental es la libertad considerada en su
radicalidad personal, es decir "ser actuosa novedad replicante".
Entonces, si no existe Dios, el hombre es lo que es,
un monolito, un caleidoscopio, se acabó la novedad, no hay réplica que
replicar.
La experiencia de mi libertad radical, experimentar
nuestra libertad profunda es experimentar la capacidad de aceptar novedosamente novedades.
Las cosas nos pasan porque "queremos",
pudiendo quererlo todo.
Ese querer más íntimo que nuestra intimidad es el aceptar trascendental, que espera ser correspondido siempre,
replicantemente y sin desfuturización.
El meollo del carácter personal es la libertad
radical, no como actividad espontánea, sino como actuosa novedad ante mi
réplica.
Apertura irrestricta pues su réplica es la Novedad
irrestrictamente amorosa.
Sin Dios, la libertad acabaría en la nada, sería una
libertad (una inmortalidad) sin destino. Una vida sin sentido. Una vida
caleidoscópica, un eterno retorno. Sin embargo, yo me sé libre, cuando me
alcanzo.
De
esto habla Polo en el último capítulo de "Quién es el hombre" p. 224,
3 - 225
Para
saber más sobre la libertad
Etiqueta
1.1.2 libertad
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5.5.4 libertad personal o trascendental
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5.5.4 libertad nativa
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5.5.4 libertad de destinación.
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6.1.5 libertad esencial o de
disposición.
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