Corresponde propiamente el nombre de “naturaleza” a las distintas
naturalezas del mundo físico, concretamente a los seres
"vivientes".
Las naturalezas son
sustancias físicas (causa material + causa formal) a las que se añade
una causa eficiente intrínseca que les hace ser principio de operaciones.
Son los seres vivos.
La filosofía clásica utiliza también el nombre de “naturaleza” para
designar la esencia como principio de operaciones.
Lo que caracteriza a la “naturaleza” es precisamente el ser principio
de operaciones.
La naturaleza humana es cuerpo humano + alma espiritual.
El hombre procede de un cuerpo físico o cuerpo del universo físico,
pero sus operaciones, aunque están
condicionadas por el universo físico
dependen de un cuerpo "humano", es decir, un cuerpo informado
por un alma espiritual (no hay cuerpo humano sin alma humana).
La naturaleza humana es pues también principio de operaciones, pero en
sentido distinto a las naturalezas sencillamente físicas.
Dios nos ha creado libres en una naturaleza humana, que tiene dos
dimensiones, el cuerpo humano y el alma espiritual
El cuerpo humano es la conjunción entre la vida recibida de nuestros
padres, creada por Dios según el orden del universo físico, más la vida que aporta cada persona, creada
directamente por Dios.
La vida recibida de
los padres es una naturaleza física "esencializada"
en la persona que la recibe.
No olvidemos que una naturaleza física es materia +
forma sustancial + causa eficiente intrínseca.
La primera célula viva deviene "humana",
deviene vida recibida, cuando al ser apta para ser "animada", en el
instante de la concepción, y no antes, es efectivamente unida a la persona
humana. Es ése el momento de la creación de una nueva persona y de la vida
"humana" (tanto recibida como añadida).
La vida añadida
es lo que aporta el nuevo acto de ser: el ser "humano" y la
esencialización. Lo que era una sencilla naturaleza física se convierte en
persona humana, que aparece materialmente en el universo físico y comienza a
crecer.
La vida recibida de nuestros padres es solo hasta cierto punto
intracósmica, pues el hecho de proceder de dos personas humanas apunta ya a lo
metacósmico, pero además, es vida "humana" (extracósmica) desde el momento
de la concepción, en el que la persona es creada, cambiando instantáneamente la
naturaleza de la primera célula, que será, desde entonces, manifestación de la
nueva persona.
La naturaleza humana, en cuanto que recibida de nuestros padres, está
abierta al universo físico, y en este sentido tiene una dimensión
"retrasante" del futuro, pues está condicionada por el
"antes" que es la materia.
Pero en cuanto que vida aportada por cada persona, sus operaciones no
están predeterminadas. La libertad va invistiendo la esencia humana.
Hombres y mujeres tenemos la misma naturaleza humana aunque seamos
individuos distintos.
La individualidad en el mundo físico es debida a la materialidad de
nuestro cuerpo, pero en cuanto que el cuerpo humano está abierto por dentro
coexistimos al modo "humano".
Más que individuos somos co-seres, coexistentemente libres.
Coexistimos retrasando el futuro.
Un apunte teológico: la Naturaleza Humana de Cristo es también un
retraso del futuro, para unir a Dios la Creación entera.
Las naturalezas estrictamente intracósmicas (plantas y
animales) están sujetas al orden del universo físico. Se despliegan según ese
orden.
La naturaleza humana, sin embargo, es solamente hasta
cierto punto intracósmica (ciertamente somos también materia y la causa
material nos retrasa), pero al estar esencializada (pues es manifestación de
una persona humana) la naturaleza humana es, de entrada, extracósmica, pues aunque el orden del universo físico le
afecta (nos produce jaquecas y reumatismos) está regida por las disposiciones
de la persona.
La naturaleza humana está tipificada desde su inicio,
tiene unos rasgos únicos, personales. Es el cuerpo de una persona concreta, y
no sólo un cuerpo con rasgos genéticos de la especie.
También naturalmente, es decir, de entrada, antes de
que se manifieste la vida espiritual, lo humano es distinto de lo intracósmico,
porque la naturaleza humana es típica, es la de cada quién.
La naturaleza del elefante no es típica, pues no es un
don otorgado a una persona, sino, sencillamente, un número de su especie.
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