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Hablamos aquí de la libertad personal, es decir, de la actividad radical de la persona humana, creada como novedad estricta.
Esta "novedad" no es, en rigor, ex nihilo, de la nada, pues depende del Origen. La persona es respectiva de Dios, réplica en Dios, y de Dios, y para Dios.
De ahí que la actividad última o primera de la persona es una búsqueda de Aquél que puede aceptarla, y que la reconocerá.
Ese "saber nuclear" es lo que llamamos sabiduría, hábito innato, solidario del inteligir personal.
Pero aunque la sabiduría alcance a saber de sí, a entender que soy "además", por otra parte, la sabiduría busca también, animada por la libertad radical que la anima, temas inferiores, que le servirán en su proyecto.
Proceden así de ella los hábitos nativos (hábito innato de los primeros principios y hábito innato de sindéresis).
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