En la
otra vida, cuando nuestro don (que es nuestra esencia o acto vital personal
humano) es ya aceptado por Dios, nuestro crecimiento será intrínseco y sin
culminación.
¿Cómo
jugaremos?
Juan A.
García me hizo una valiosísima indicación:
“Polo
dice que en la otra vida cambiará el orden de los hábitos innatos, incluso
hasta difuminar su distinción; porque la esencia se elevará al orden de la
persona, al ser aceptada por Dios.
Esto nos acerca de manera muy análoga al Espíritu Santo. Porque en Dios el
Don es persona; pero en la criatura siempre se distinguirán esencia y
existencia, incluso cuando fuere elevada, porque no dejará de ser criatura, ni
aunque participe de la vida divina”.
Entonces,
digo yo, mi esencia (que es mi valor potencial) jugará un papel semejante (de
manera muy análoga) al Espíritu Santo en la Trinidad.
Seré,
en el Verbo, réplica de Dios, según como quiera, libremente, jugar o cantar
(que también podemos llamar metalógica de la libertad).
Observen
cómo al jugar se conjugan el crecimiento esencial y el crecimiento
trascendental. (Virtud y Don).
Para una información más completa
sobre lo que es la vida : ir a la página “la vida”, he aquí el enlace : http://preguntaspolianas.blogspot.com/p/la-vida.html