Sí.
Los actos de ser libres son
siempre crecientes.
Cada ángel es lo que es, si
libremente lo quiso, lo quiere y lo querrá.
Son eslabones del orden
angélico.
Ayudándose unos a otros y
sirviendo los planes de Dios, manifiestan la Gloria, cada vez más, y cada uno,
desde su sitio, se goza de la felicidad de Dios y de los demás.
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