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Sí.
La jerarquía del acto,
según el ser, es a varios niveles:
-Identidad (Dios).
-actos de ser personales.
-acto de ser del universo.
Los actos de ser personales
(de los ángeles y de los hombres) son jerárquicos según su intensidad.
Su intensidad no es otra
cosa que su semejanza, en libre dependencia, de Dios.
Dios conoce eternamente la
jerarquía de sus posibles semejanzas y las atribuye a cada persona (les da su
misión) teniendo en cuenta su libre aceptación.
El acto de ser personal
más alto es el de hija, madre y esposa de Dios, que está en el centro de la
Trinidad. Esta semejanza se la atribuye a María de Nazaret, Esposa fiel del
Espíritu Santo. Teniendo en cuenta la humildad de su esclava.
Los ángeles superiores
(como Miguel) se asemejan (si libremente aceptan) más de Dios que los
inferiores, pues Dios les ha dado una misión más alta, teniendo en cuenta su
fidelidad.
La misión de las personas
humanas está, además, abierta según la esencia personal de cada uno.
Es aquí donde aparece la
“aceptación” de la vocación, de la llamada o misión de cada persona.
Aunque el acto de ser es
más o menos intenso según el destino que Dios le da, ese destino tiene que ser
aceptado esencialmente. Entonces diremos que el acto es más o menos intenso,
por un lado, según destino, y por otro lado, según su esencia, compuesta de una
pluralidad de actos.
En Dios, la intensidad es
el Fuego del Espíritu Santo. Identidad Viva.
En cuanto al acto de ser
personal humano, el disponer, manifestar, iluminar, otorgar, (que son distintos
modos de designar la esencia humana) son actos por los que la persona humana
acepta, amplía o reduce la misión que la Providencia le otorga.
La Jerarquía depende pues
del Origen.
Pero el Origen tiene en
cuenta la aceptación libre de cada persona.