La dificultad para
responder a esta pregunta se encuentra en nuestra manera de pensar.
En efecto si pensamos que
las personas masculinas son distintas de las personas femeninas, estamos
suponiendo, en el acto de ser de cada persona, diferencias “esenciales”.
No debemos olvidar que
cada persona es un tipo distinto.
Una mujer es distinta del
hombre radicalmente por su acto de ser, y el acto de ser no es ni masculino ni
femenino.
Será masculino o femenino
según la naturaleza recibida de sus padres.
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