El valor propio de una persona es su libre dependencia de Dios.
Dicho de otro modo, la novedad. La estricta novedad.
Cada persona se orienta hacia el futuro a su manera.
La coexistencia personal es singular y propia de cada quien, en cuanto que
cada persona actúa “a su manera”.
Es una coexistencia libre, de cada quién, pero siempre en orden al futuro. Sin
desfuturizarlo.
El futuro es siempre futuro.
Siempre dependiendo de Dios. De la Fuente. Del Origen.
Libremente.
Entonces podemos decir que la actividad del coexistente en orden al futuro
es rigurosamente la libertad personal, íntima, de cada uno.
Su novedad.
De entre todas las libertades (social, psicológica, electiva, moral), la dependencia libre de Dios es la
más propia de la persona humana.
Es la novedad más novedosa.
Copia
casi completa del “compendio” de Antropología “el hombre como persona” de Juan
A. García González.
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