La especie humana no está tipificada solamente por la
corporeidad.
Aristote dice que los hombres se distinguen
primeramente por la materia signata quantitate y dice que, por ejemplo,
Sócrates y Platón se diferencian porque cada uno tiene sus huesos y sus carnes.
No se puede decir que el hombre se distinga sólo por
“estos huesos y estas carnes”.
Los rasgos típicos de cada uno también tienen que ver
con las dimensiones no corpóreas.
Cada quién es cada quién por el ejercicio de su
libertad. Radicalmente somos novedad.
Cada uno somos un "tipo" distinto.
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