Las virtudes infusas, tanto las naturales como las sobrenaturales, son aperturas transcendentes del ser personal.
Radican en el co-ser personal.
Las "no sobrenaturales" son el fruto de la
llamada inicial de Dios o gracia primera. (Etiqueta 5.15.0).
Las virtudes infusas "sobrenaturales" siguen
al bautismo, es decir, al inicio de la "nueva creación" (estudiamos
la nueva creación en la etiqueta 5.16.2).
Son regalos gratuitos incrementados por los dones del
Espíritu Santo.
Las virtudes infusas, al abrirnos a la transcendencia,
redundan en la esencia humana, elevando la inteligencia, la voluntad y demás
potencias del hombre de acuerdo con su "proceder" de la persona.
Radican, pues, en la persona.
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