El diálogo.
Que cada uno aporte el
testimonio (más o menos bien elaborado) de su propia andadura hacia la verdad.
Aunque yo no haya
descubierto, como un día descubrió Polo, la verdad de la sinfonía 20 de Mozart,
puedo participar, comprender, abarcar su experiencia y la mía (un día ante mi
piedrecita blanca).
Dice don Leonardo que puede
uno escuchar a Mozart durante años hasta que, de pronto, se da cuenta de lo que
encierra en su obra.
Hay gente que encontrará la
verdad en la música, gente que la encontrará en la política, y otros pelando
patatas.
Y tú ¿cómo eres feliz?
De esto habla Polo en el último capítulo de
"Quién es el hombre" p. 252,2
Les aconsejo ir a la página "Religión y libertad",
que resume este último capítulo. La encontrarán pinchando arriba en el inicio
del blog.
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