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La voluntad no es solo deseante, sino donante.
Como deseante, la voluntad es tendencia a poseer, que se desata con el conocimiento (tendemos a tener, a poseer). El tener humano es de tres niveles :
posesión práctica o hacer con sentido;
posesión gracias a la operación inmanente;
y virtud o hiperformalización de la persona.
Pero Polo habla de otra dimensión de la voluntad, la voluntad como donante.
Como donante, la voluntad trasciende el telos. (el fin que se alcanza con los medios, la posesión perfecta que es la felicidad griega, y que está fundamentada en el tener).
Polo habla de que hay que comprender al hombre no sólo como "hiperformal" (capaz de mejorar su naturaleza). En esto la voluntad es deseante, es la boúlesis o voluntas ut ratio, que tiende a poseer más.
El hombre es además "hiperteleológico", va más allá de la posesión de un fin, es el ganar sin adquirir, o el adquirir dando, o el dar sin perder.
Polo investigará el principio de la dación, al que llama "intimidad".
El aportar refrenda el tener.
La persona se añade a los actos que origina.
De la misma manera que en la vida aparece el conocimiento, porque el principio que hay detrás es el entender.
Del mismo modo aparece en la vida, con la voluntad, el dar, cuyo principio de dación es el amar de la intimidad libre que se añade.
Glosa a Leonardo Polo. Tener y Dar. En "Sobre la existencia cristiana" p. 130.3
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