¿Es solitario el ser originario?

 .


 

El peligro de Hegel, y más aún de Nietzsche, es la soledad.

Pensar a Dios (Hegel) o la Nada (Nietzsche), como pura idea, como puro resultado o como puro retorno.

Como puro presente.

 

El ser Originario no es soledad.

Es finalidad pura en el sentido de que es un Dar que lleva dentro su Aceptación y su Don.

Dios no es "Ya".

 

Lo ventajoso de la exposición poliana de la distinción real entre el ser y la esencia radica en presentar la finalidad o destino como futuro gozoso y libre.

 

 

Si quieren ustedes leer una síntesis de la distinción real esencia – acto de ser, vayan al principio de este blog, a la página (en rojo) ""Esencia – Ser. Su distinción"

 


¿Pueden las criaturas dar sin reservas?

 .


El "dar sin reservas" de Dios es un misterio oculto.

 

Pero su revelación por la palabra silente de la cruz arroja una iluminación inesperada para la inteligencia humana en su investigación de los trascendentales.

 

El “sin reservas” es la anulación en Dios del amor a sí mismo.

 

Las criaturas no pueden dar “sin reservas”. Y no lo pueden porque su “dar” es recibido. Sólo olvidándose de sí llegan a ser divinizadas y entran en el dar interpersonal supremo.

 

Aquí, olvido de sí significa olvido de su yo. (Lo digo porque cabe otra interpretación del olvido de sí, como introducción querida del límite mental para actuar y servir).

 

Los trascendentales humanos son condicionales.

Dan si reciben. Y si nada en ellos se opone al dar. Evitar esa oposición es la tarea que los cristianos llamamos lucha ascética: el progresivo y constante olvido del yo.

 

 

 Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.62.2 Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

 

Para saber más:

Etiqueta 1.6.1 Ser creado

Etiqueta 1.0.2 Dar trascendental

Etiqueta 1.0.1 Dios

 


¿Qué es lo íntimo de Dios?

 .

Lo íntimo de Dios es su Misterio.

Su Misterio es su iniciativa, que no depende más que de su Amor.

De ahí que se pueda decir que Dios es el Absoluto, el que está libre de lazos.

Sin embargo, preferimos llamar a Dios Padre: el Origen.

En efecto, Origen aclara su Misterio mejor que si le llamamos el Absoluto.

Es Origen de su Dar, sin pérdidas y sin reserva.


¿Es primera la actividad originaria?

 .

 

La actividad divina, el dar supremo es ciertamente originario.

 

Y a doble título.

 

Es actividad primera, que asienta la prioridad del Esse.

 

Y sin embargo es actividad última. El Ser es también posterior. Futuro que garantiza la anterioridad de la Essentia.

 

 

 

 

Si quieren ustedes leer una síntesis de la distinción real esencia – acto de ser, vayan al principio de este blog, a la página ""Esencia –Ser. Su distinción"


¿Por dónde empezamos para comprender la vida?

 .

Casi siempre, cuando se habla de los grados de vida, se empieza hablando de la vida orgánica y se termina hablando de la Vida de Dios.

Sin embargo, a nosotros nos parece que, en lugar de estudiar la vida de abajo a arriba, veámosla de arriba abajo.

 

Fijémonos primero en la Vida de Dios. Acto Puro. Rico en Personas.

 

Para una información más completa sobre lo que es la vida : ir a la página “la vida”, he aquí el enlace :  http://preguntaspolianas.blogspot.com/p/la-vida.html


¿Cuál es la clave de la Antropología?

 . 

La clave de la antropología es una nota característica del ser humano que Polo llama "dualidad".

El Ser de Dios es simple.
El ser del universo es sencillo.
El ser humano es dual.

No se trata de que el hombre sea uno y otro, no es un dualismo de dos elementos.
El ser humano es, desde sí, en dualidad.

En su unidad sigue vigente la dualidad.

El ser humano es inagotable. Su unidad no es unicidad, sino resurgimiento, redundancia.

No es que sea un solitario "principio" inagotable, sino que, al ser hijo, el hombre puede siempre recibir y dar más.


El secreto de la antropología reside en la filiación.
.

Beto Vargas: ¿Qué les parece lo más adecuado: hablar de antropología triádica, ternaria o tripartita?

 .

 Respuesta : Ya sabes : dual

 

Beto Vargas: esencia y acto de ser... el problema es que dual con frecuencia se comprende como cuerpo y alma... ¿no te parece?

 

Respuesta : Dual : persona-réplica

 

 Lo que en la Trinidad es tres y en el cosmos es uno, en la persona humana es dos.

 

Quizá, amigo Beto, la antropología del ser personal, que es a lo que vamos, se resuelve en Don.

Que exige el Dar y el aceptar; y el dar y el Aceptar.

 

Don y don.

 

Dar sin perder.

 

Aparecen así dos triadas, que invitan a hablar de Antropología triádica.

Pero el dos está también ahí.

Pienso que lo que caracteriza al ser personal humano es la dualidad. Hijos en el Hijo.

 

Como dice Juan A. GG : persona-réplica

 

Lo de cuerpo-alma-espíritu me lo como hablando de Antropología Jerárquica, que aunque algunos no lo aceptan, en mi opinión es una antropología luminosa.

 Pueden ustedes ver mi opinión sobre la Jerarquía en este enlace : https://preguntaspolianas.blogspot.com/p/jerarquia.html

Antropología del Don.

Antropología creciente.

 

Dar sin perder.


¿Es distinto el crecimiento de la persona humana en esta vida y en la otra?

 .

Notemos que la vida, como actividad esencial, crece de distinto modo mientras vivimos en este universo físico y en la eternidad.

En esta vida :

En el tiempo del ahora, va creciendo la  virtud, de la que podemos disponer, si queremos.

Pero a veces no podemos ejercer la virtud, porque carecemos aún de ella (sin falta nuestra) o porque las condiciones temporales impiden su ejercicio.

 

Utilizamos pues la expresión “a modo de virtud” para indicar la iniciativa humana en el crecer (empleamos esta expresión “a modo de virtud” para indicar ese “si queremos”). Quien quiere es la persona, desde su amar donal.

 

Utilizamos la expresión “a modo de don” para indicar la docilidad humana al Don de Dios.

El Don de Dios es nuestro ser que, para que sea Don, la persona debe aceptarlo (mediante el ejercicio de la actividad esencial).

 

En la vida eterna:

En la otra Vida, cuando Dios acepte nuestro don (nuestra vida como esencia), seguiremos incluidos en el ámbito de la máxima amplitud (pero, y esto es lo más bello, sin el temor al pecado, que es el error peculiar de la libertad huérfana).

 

Entonces, en el Cielo, la Vida “esencialmente” crece de otra manera, siendo también un crecimiento intrínseco sin culminación, jugaremos con ella, cantando con los Ángeles o paseándonos con quien “queramos” (por el sendero sombreado que bien conozco).

 

En el Cielo la actividad esencial de algún modo prima. Mejor, es concomitante con la actuosidad trascendental o, dicho de otro modo, Dios tiene en cuenta nuestro querer, al donarnos el ser. En eso consiste el Juego.

¿Quién juega?: el hijo que somos.

A modo también de virtud.

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Concentrémonos ahora en el crecimiento “también” esencial.

 

La persona humana crece también, en esta vida, en la medida en que su esencia (su acto vital) se retroalimenta apoyándose en su mundo.

 

Y, además, en la medida en que encuentra trascendentalmente su verdad personal, (al ir encontrándose con su réplica), dispone mejor, va creciendo a modo de don. Con docilidad.

 

Recuerden que no es lo mismo crecer a modo de virtud (esencial) que a modo de don (trascendental).

 

Para alcanzar a conocer nuestro crecimiento trascendental, Polo propone el método del abandono del límite mental.

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En la otra vida, cuando nuestro don (que es nuestra esencia o acto vital personal humano) es ya aceptado por Dios, nuestro crecimiento será intrínseco y sin culminación.

 

¿Cómo jugaremos?

Juan A. García me hizo una valiosísima indicación:

“Polo dice que en la otra vida cambiará el orden de los hábitos innatos, incluso hasta difuminar su distinción; porque la esencia se elevará al orden de la persona, al ser aceptada por Dios.

Esto nos acerca de manera muy análoga al Espíritu Santo. Porque en Dios el Don es persona; pero en la criatura siempre se distinguirán esencia y existencia, incluso cuando fuere elevada, porque no dejará de ser criatura, ni aunque participe de la vida divina”.

 

Entonces, digo yo, (Kabamba) mi esencia (que es mi valor potencial) jugará un papel semejante (de manera muy análoga) al Espíritu Santo en la Trinidad.

Seré, en el Verbo, réplica de Dios, según como quiera, libremente, jugar o cantar (que también podemos llamar metalógica de la libertad).

Observen cómo al jugar se conjugan el crecimiento esencial y el crecimiento trascendental. (Virtud y Don).

 

Añado otro comentario del profesor Juan A. García :

Yo pienso que en la plenitud la esencia estará al nivel de la persona, no por encima de ella. Por encima de la persona suena a éxtasis, a salir de sí. En cambio, si la persona culmina su coexistencia con la visión directa de Dios, cara a cara, personal, sin mediación de inteligibles, por tanto no a través de la esencia, entonces la esencia será traspasada por el encuentro de la réplica, y elevada al nivel de la persona. Esto es lo que creo que dice Polo.

 

Añade Kabamba : Veo claro que la esencia no estará por encima de la persona.

Y me reafirmo en que estará elevada al nivel de la persona.

Otro punto que me intriga es ese ser "traspasada" por el encuentro de la réplica.

Pienso que se trata del don cabal del ser personal.

Ahí es donde me parece que se encuentra su divinización (Réplica) por el Espíritu Santo.

Perichoresis? ¿Mutuo redundar? ¿Juegos teándricos de Vargas? ¿Metalógica de la libertad?

Es el auto-transcendimiento. El vivir en Dios, traspasados por el ser que seremos toda la eternidad. Un ser que crece incesantemente en Dios.

 

Recapitulemos: El acto de ser personal (su ir cada vez más hacia Dios) crece de una parte como crecimiento absoluto en el orden del Origen (Dios lo eleva sin cesar. Es el Don de nuestro acto de ser personal o inclusión atópica en el ámbito de la máxima amplitud. Comunión).

Y por otra parte el acto de ser personal crece según su esencia. Ya sea disponiendo hacia abajo en esta vida o jugando en la otra, al ser traspasado por la Réplica.

 

La persona humana es además, siempre más. Inagotable. Carece de culminación.

Su crecimiento es irrestricto.

 

El crecimiento de la persona humana depende de Dios, (de su futuro o destino) y también de su "disponer". Es siempre, y también, esencial.

 

La persona se abre dualmente a los distintos temas, si quiere.

Ese "querer" es esencial.

Su esencia, su vida, es el "fruto" que Dios espera de cada uno.

 

Fue en septiembre 2012, en el congreso sobre Polo en Pamplona, cuando oí a don Ignacio Falgueras decir que la esencia, en la otra vida, estará por encima del acto de ser personal.

Me pareció una averiguación genial.

Parece ser, según el profesor Sellés, que Polo no estaba de acuerdo con esa tesis.

Pero pienso que se entiende con las aclaraciones que acabamos de hacer.

Quizá, en lugar de decir que la esencia estará entonces por encima, podemos decir que la esencia abre el juego.

 

En esta vida la esencia es manifestación (está por debajo), pero en la otra es la Vida, en el Espíritu Santo, la que rige.

Y nos arrastra.

Él va por delante.

Y nosotros aceptaremos su amoroso Cantar.

 

El acto de ser personal, la persona que soy, hace siempre pie en la esencia, hacia abajo (en esta vida) o jugando, como don en el Hijo (en la otra).

 

Para una información más completa sobre lo que es la vida : ir a la página “la vida”, he aquí el enlace :  http://preguntaspolianas.blogspot.com/p/la-vida.html

¿Crece la persona humana?

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Sí.

 

La persona humana es además, siempre más. Inagotable. Carece de culminación.

Su crecimiento es irrestricto.

Polo llama a este crecimiento, crecimiento intrínseco sin culminación. Es una elevación. Y es designado como carácter de además.

 

Su carecer de término trascendental tiene, sin embargo, un valor potencial que es, precisamente, la esencia de la persona humana. (AT I, 190).

 

El crecimiento de la persona humana depende, pues, además de Dios,(de su futuro o destino) también de su "disponer". Es siempre, y también, esencial.

 

La persona se abre dualmente a los distintos temas, si quiere.

Ese "querer" es esencial.

Su esencia, su vida, es el "fruto" que Dios espera de cada uno.

 

Para una información más completa sobre lo que es la vida : ir a la página “la vida”, he aquí el enlace :  http://preguntaspolianas.blogspot.com/p/la-vida.html


¿Es la vida “también” crecimiento esencial?

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La vida es crecimiento trascendental y también crecimiento o actividad esencial, más o menos intenso, según su dependencia de Dios y del Amar personal.

Veamos primero ese “también” actividad esencial:

 

La vida esencial crece también.

El don a ofrecer a Dios no está completo de un golpe.

La vida crece, esencialmente, adquiriendo virtudes.

Es la esencia humana como don.

Cuanta más virtud, la vida es más intensa, más perfecta (la esencia es perfección).

 

La virtud más alta es la Caridad sobrenatural que, en el orden natural es caridad con minúscula, y es la apertura transcendental al Amor, y que nos irá identificando con el Don que Dios espera de nosotros, nuestra Réplica, en la medida en que Dios acepte nuestro don, que llega a Dios a través de la caridad.

 

Para una información más completa sobre lo que es la vida : ir a la página “la vida”, he aquí el enlace :  http://preguntaspolianas.blogspot.com/p/la-vida.html


¿Crece del mismo modo la vida esencial en esta vida que en el Cielo?

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Notemos que la vida como actividad esencial crece de distinto modo mientras vivimos en este universo físico y en la eternidad.

En esta vida:

En el tiempo del ahora, va creciendo la  virtud, de la que podemos disponer, si queremos.

Pero a veces no podemos ejercer la virtud, porque carecemos aún de ella (sin falta nuestra) o porque las condiciones temporales impiden su ejercicio.

 

Utilizamos pues la expresión “a modo de virtud” para indicar la iniciativa humana en el crecer (empleamos esta expresión “a modo de virtud” para indicar ese “si queremos”). Quien quiere es la persona, desde su amar donal…

 

Utilizamos la expresión “a modo de don” para indicar la docilidad humana al Don de Dios.

El Don de Dios es nuestro ser, que para que sea Don la persona debe aceptarlo (mediante el ejercicio de la actividad esencial).

 

En la vida eterna:

En la otra Vida, cuando Dios acepte nuestro don (nuestra vida como esencia), seguiremos incluidos en el ámbito de la máxima amplitud (pero, y esto es lo más bello, sin el temor al pecado, que es el error peculiar de la libertad huérfana).

 

Entonces, en el Cielo, la Vida “esencialmente” crece de otra manera, siendo también un crecimiento intrínseco sin culminación, jugaremos con ella, cantando con los Ángeles o paseándonos con quien “queramos” (por el sendero sombreado que bien conozco).

 

En el Cielo la actividad esencial de algún modo prima. Mejor, es concomitante con la actuosidad trascendental o, dicho de otro modo, Dios tiene en cuenta nuestro querer, al donarnos el ser. En eso consiste el Juego.

¿Quién juega?: el hijo que somos.

A modo también de virtud.

 

Para una información más completa sobre lo que es la vida : ir a la página “la vida”, he aquí el enlace :  http://preguntaspolianas.blogspot.com/p/la-vida.html


¿Cómo conocer en esta vida que crecemos trascendentalmente?

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La persona humana crece esencialmente en esta vida, en la medida en que su esencia (su acto vital) se retroalimenta apoyándose en su mundo.

 

Y, además, en la medida en que encuentra trascendentalmente su verdad personal, (al ir encontrándose con su réplica), dispone mejor, y su vida va creciendo a modo de don. Con docilidad.

 

Recuerden que no es lo mismo crecer a modo de virtud (esencial) que a modo de don (trascendental).

 

Para alcanzar a conocer nuestro crecimiento trascendental, Polo propone el método del abandono del límite mental.

 

Para una información más completa sobre lo que es la vida : ir a la página “la vida”, he aquí el enlace :  http://preguntaspolianas.blogspot.com/p/la-vida.html