Cuando Dios crea una persona, la crea otorgándole la apertura
trascendental: el estar siempre abierta o, dicho de otro modo, el ser
"además".
En tanto que creado dependeré siempre de Dios, pero, y aquí
está el intríngulis del "futuro", dependeré en la medida en que yo
“quiera” abrirme a mi futuro.
El futuro es la "apertura" a mi destino.
De esto
hablan Alfredo Rodríguez Sedano y Juan
Carlos Aguilera en su artículo " La intersubjetividad a la luz de la
apertura íntima personal", aparecido en Studia Poliana, 13, (2011), p. 34.
El
inicio del artículo me parece confuso. Caracteriza la "coexistencia"
al distinguirla de las manifestaciones "esenciales", sin hacer notar
que no es lo mismo la esencia de la persona humana que la esencia del universo.
Utiliza las nociones de "alguien" y "algo" que no se
ajustan al problema. Pienso que habría que dejar más claro que todas las
criaturas son inidénticas y no sólo la
persona humana. La "coexistencia" personal se alcanza como referente
"libre" en Dios, más que como distinta de los "algos". Las
relaciones intersubjetivas tampoco son "algos", pues dependen de la
libertad. Los "algos" son, a mi entender, entes de razón.
Para
saber más:
Sobre
la noción de futuro..………..…….Etiqueta 1.12.5
Sobre
la creación de la persona…….. Etiqueta 5.14.0
Sobre el rasgo de la dualidad:……..…Etiqueta 5.4.1
Sobre
la coexistencia:………..………..….Etiqueta 5.5.1
Sobre
el carácter de además:………...Etiqueta 5.4.0
Sobre
la relación:………………………….….Etiqueta 1.5.2
Sobre
las aperturas:…………………….…..Etiqueta 5.8.0
.
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