En cierto modo, el moderno ideal progresista, del progreso continuo,
responde a un intento de anticipar el futuro, de hacerlo presente ya, mediante
la acción práctica y sus logros.
Pero entonces “resulta” (y nunca mejor dicho) que anulamos la novedad.
La libertad queda restringida a abrir caminos ya trazados, que se abren
según los intereses colectivos.
Nos quedamos en la inmanencia
del presente al anular el verdadero futuro, que es la dependencia de Dios, la
antropología transcendental.
En lugar de bailar con Dios, bailamos solos.
Algunas ideas aprendidas de Juan A. García Gz
No hay comentarios:
Publicar un comentario