En primer lugar, decimos que la intimidad, de acuerdo con la dualidad,
permanece abierta, porque no tenemos "réplica" en nuestro interior
que comble nuestra dualidad.
Y tampoco tenemos réplica en el exterior.
Sólo Dios, puede decirnos quiénes somos. Y Dios no es exterior sino
más íntimo que la intimidad.
El hombre coexiste con el Absoluto en la forma de una búsqueda
esperanzada, sin término, de
aceptación personal.
En el Juicio, Dios refrendará nuestro don y se fraguará nuestro
destino, sin desfuturizarlo.
En segundo lugar, la intimidad de la persona que somos, permanece
abierta pues así se mejora en diálogo.
Como el don que la persona espera que Dios acepte, es su propia vida,
en la medida en que refrenda dones mejores, se mejora.
El co-ser que somos no se segrega, cerrándose o culminando, sino que
crece al dar su don, su vida.
De ahí que permanezca siempre
abierto.
También se perfecciona al perfeccionar el universo material.
De esto hablan
Alfredo Rodríguez Sedano y Juan Carlos Aguilera en su artículo " La
intersubjetividad a la luz de la apertura íntima personal", aparecido en
Studia Poliana, 13, (2011), p. 39.2 y 40.4.
Para saber más sobre:
el futuro…………………………etiqueta 1.12.5
la réplica……………………….etiqueta 5.4.2
el buscar……………………….etiqueta 6.9.4
.
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