El ser de la persona
humana es una intimidad abierta al futuro.
No es solamente
“inmanencia” y no es solo intimidad, sino intimidad abierta.
Abierta al futuro.
Al estar abierta por
dentro, la persona humana dispone de una cierta intimidad (sabe de sí), pero es
una intimidad que no está acabada.
La persona humana no se
conoce completamente, está abierta al futuro.
Aspira a alcanzarse y
seguir creciendo.
Es capaz de Dios.
Ideas
sacadas del “compendio” de Antropología “el hombre como persona” de Juan A.
García González.
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